Profesionales sanjuaninas destacaron el potencial del cannabis como fuente de empleo, desarrollo productivo y generación de divisas. Pero el país aún no se anima a regular el mercado.
En diálogo con Radio Colón, la médica Constanza Segovia, la licenciada en alimentos Anika Tropea y la abogada Rocío Paz coincidieron en que el cannabis representa una oportunidad económica sin precedentes para Argentina, pero que el país sigue paralizado entre prejuicios sociales y trabas políticas.
“La Argentina importa semillas desde Uruguay, cuando tiene suelos, tecnología y profesionales capaces de producirlas acá”, explicó Tropea, quien trabaja en proyectos de investigación sobre alimentos derivados del cáñamo. Según la especialista, el mercado global del cannabis industrial mueve más de 60 mil millones de dólares anuales, pero el país aún no ha logrado insertarse de manera sostenida.
Segovia, por su parte, advirtió que el sector médico también podría aportar innovación y empleo si se articularan políticas públicas: “Los laboratorios públicos podrían producir aceites y derivados a precios accesibles, generando trabajo local y mejorando el acceso de los pacientes”.
La abogada Rocío Paz planteó la necesidad de una ley más amplia que impulse la inversión y brinde seguridad jurídica: “Mientras países vecinos como Uruguay y Colombia exportan cannabis medicinal, en Argentina seguimos persiguiendo cultivadores y frenando empresas que podrían aportar impuestos y desarrollo”.
El consenso fue claro: el país necesita una regulación moderna, capaz de integrar salud, economía y ciencia bajo una misma visión estratégica. “El cannabis podría ser una de las industrias del futuro”, resumió Tropea, “pero para eso hay que animarse a salir del miedo y pensar en verde”.

